Si bien comenzar es de muchos, la eficacia y el valor de un proyecto mucho más si se trata de un Proyecto Educativo está en continuar, en seguir creciendo, atento a las fuerzas del cambio de cada momento, sin perder de vista el sueño inspirador del inicio: una educación personalizada que tiene al alumno por protagonista de su aprendizaje y que busca ofrecer los mejores medios para que cada cual adquiera las competencias adecuadas que le faciliten mejorar la sociedad a la que pertenece.
Por eso, quienes nos dedicamos a la educación no podemos dejar de crecer; la responsabilidad de colaborar en la formación de personas así nos lo exige. Como bien decía Martin Heidegger, «es necesario que el cuerpo docente se sitúe en los lugares más avanzados», lo cual es fundamental, porque al educar hoy para mañana, pretendemos traer el futuro al presente aquello que no sé que no sé—, y de ahí que el propio Heidegger añadiera a su afirmación anterior: «dentro del peligro que constituye la incertidumbre permanente del mundo». Este es el riesgo y esta es la oportunidad que ilusiona y apremia a todo educador.