Hace mucho tiempo, en una tierra muy lejana vivía un caballero, bueno, amoroso y generoso, luchaba contra sus enemigos que eran malos y mezquinos; mataba dragones y rescataba damiselas, hacía todo lo que solían hacer los caballeros buenos. Este caballero era famoso por su armadura, reflejaba unos rayos de luz tan brillantes que la gente del pueblo juraba haber visto el sol salir en el norte oponerse en el este cuando el caballero partía a la batalla.